sábado, diciembre 30, 2006

México SA
Calderón, el presidente que menor votación obtuvo en AL
Carlos Fernández-Vega

Las izquierdas, ¿están obligadas a jugar con las reglas del mundo globalizado y neoliberal?
Se acabó el convulsionado año político mexicano, pero no hay que cantar victoria. Inicia 2007 con un "nuevo" gobierno, el de menor legitimidad en muchos años, pero no sólo en el contexto mexicano, sino en el latinoamericano.

Once elecciones presidenciales marcaron el calendario político de América Latina en los pasados 13 meses: la primera en Honduras (27 de noviembre de 2005) y la más reciente en Venezuela (3 de diciembre de 2006). Hubo de todo: ganadores de derecha y de la llamada "izquierda".

Y en el balance, el "triunfador" de los comicios con menor legitimidad a nivel latinoamericano resultó ser el nuevo inquilino de Los Pinos, quien formalmente arranca su mandato en 2007, más allá de los escarceos decembrinos.

No es para presumirlo, pero Felipe Calderón resultó ser el candidato electo con menor porcentaje de votos en América Latina (35.7 por ciento del total), al tiempo que el proceso electoral mexicano se registró como el tercero con menor participación ciudadana en las urnas en esos 11 comicios (58.57 por ciento), sólo por arriba del colombiano (45.04 por ciento y el hondureño (55.08), en lo que los triunfadores obtuvieron el 62.4 (Alvaro Uribe) y 49.9 por ciento (Manuel Zelaya) de los sufragios, respectivamente.

Las cifras citadas provienen del Informe Latinobarómetro 2006, divulgado días atrás, las cuales revelan que salvo Calderón y Daniel Ortega, en Nicaragua, los candidatos vencedores en esos 11 comicios latinoamericanos obtuvieron triunfos inobjetables por arriba de 50 por ciento de los sufragios, salvo el caso del costarricense Oscar Arias (40.9, con una participación ciudadana en las urnas de 65.2 por ciento).

De esas 11 elecciones presidenciales, Hugo Chávez (62.9 por ciento), Alvaro Uribe (62.4) y Luiz Inacio Lula da Silva (60.8) fueron los que mayor votación obtuvieron en los comicios registrados el 3 de diciembre, 28 de mayo y 29 de octubre pasados en Venezuela, Colombia y Brasil, respectivamente, en los que participó el 74.88, 45.04 y 83.25 por ciento del electorado, en cada caso.

Para el registro, Rafael Correa ganó la Presidencia ecuatoriana (26 de noviembre de 2006) con 56.7 por ciento de los sufragios; el boliviano Evo Morales con 53.7 por ciento; la chilena Michelle Bachelet, 53.5; el peruano Alan García, 52.6; el hondureño Manuel Zavala, 49.9; el costarricense Oscar Arias, 40.9; el nicaragüense Daniel Ortega, 38.1 y, en el último sitio, Felipe Calderón, 35.7.

Así, el michoacano lo único que puede presumir es el menor número de votos en el contexto latinoamericano, en un proceso electoral que registró una caída de 5.43 puntos porcentuales en la participación ciudadana con respecto de los comicios de 2000 (58.57 contra 64 por ciento), la segunda caída en importancia en los 11 procesos electorales, sólo superada por la hondureña (11.22 puntos). A pesar de ello, la minoría seguirá gobernando a la mayoría. En sentido contrario, la mayor afluencia a las urnas se observó en Perú, con 88.7 por ciento del electorado, mientras en Chile fue de 87.67 por ciento; en Bolivia de 84.5 y en Brasil de 83.25.

El anterior es un paseo por el mapa político regional, y despedimos el año con las siguientes reflexiones del Informe Latinobarómetro 2006: no queda claro qué es lo que se quiere implicar cuando se afirma que hay un giro a la izquierda en la región ¿Qué significa o implica ser de izquierda en América Latina en la primera década del tercer milenio? Queda claro que se puede declarar a George W. Bush como un presidente de derecha, pero ¿se puede calificar a Tony Blair como un primer ministro de izquierda? ¿O tildar al presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, como perteneciente a la izquierda porque ha promulgado una ley de matrimonio homosexual? ¿Inacio Lula da Silva es un presidente de izquierda porque viene de la clase obrera, o es de derecha porque sigue las reglas neoliberales de la macroeconomía?

¿Cuántas izquierdas hay en América Latina? ¿Existe una izquierda? Ciertamente cuando se habla de izquierda el término evoca en la región los movimientos revolucionarios de los años 60.

Se piensa en la revolución de Fidel Castro. La vuelta al poder del sandinismo en Nicaragua hace apenas unas pocas semanas es quizá lo más plástico en rememorar ese período. Pero el sandinismo llega con elecciones y un programa de gobierno que lo fuerza, como a Lula, a jugar con las reglas del mundo globalizado.

Las elecciones han puesto de manifiesto la existencia de varias naciones adentro de los países, con una alta correlación entre voto, nivel socioeconómico y lugar de residencia. Por ejemplo, el norte de México y la región de Santa Cruz en Bolivia, así como las zonas más ricas de Brasil en el sur, las más ricas del Ecuador, se alinean con los candidatos de derecha mientras las más pobres lo hacen con los candidatos más de izquierda. No hay evidencia aún para decir que la pobreza es la nueva ideología, que ha sobrepasado a la doctrina ideológica del marxismo o del socialismo, pero la sospecha es fuerte.

En Brasil, México, Bolivia y Perú se registra un voto dividido donde los polos de desarrollo geográfico y rico votan de una manera y los pobres que viven en el otro extremo del país de otra. En México, el norte rico votó por Calderón, en Brasil el sur, en Bolivia el oriente rico versus el altiplano pobre, en Perú son las ciudades costeras que se contraponen con los quechuas y aymará. Son países divididos por la riqueza y el atraso de su propio territorio.

¿Acaso se puede levantar la tesis de que la pobreza es izquierda y la riqueza es derecha en esos países que han elegido votar así? No en todas partes han ganado los votos de los más pobres, lo que lejos de ser un factor tranquilizante debe ser una voz de alerta, porque las demandas parecen ser cada día más inmediatas y ya no esperan, como lo hacían 10 años antes.

Las rebanadas del pastel

¡Salud!, con los mejores deseos de México SA y su irresponsable... Nos encontramos en 2007.

Andrés Manuel López Obrador, en imagen de archivo Foto: Carlos Ramos Mamahua

Desfiladero

Jaime Avilés
Definir la agenda 2007

  • CND, EZLN y APPO deben explorar convergencias
  • Cumple 13 años la rebelión indígena en Chiapas
  • Aluvión de cartas contra el procurador del DF

Termina 2006 y la profunda crisis política oaxaqueña sigue teniendo una sola salida la libertad de todos los presos políticos y la renuncia y el encarcelamiento de Ulises Ruiz Ortiz, el asesino serial que funge como "gobernador" de aquella entidad, pero eso, que es mucho, a estas alturas quizá ya no sea suficiente. La magnitud del conflicto ha rebasado el pliego petitorio de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), lo que por otra parte ocurre en todos los frentes donde la izquierda encabeza batallas fundamentales en el país.

He ahí, por supuesto, el caso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que pasado mañana cumplirá 13 años de haberse levantado en armas. De los 11 puntos de su primera Declaración de la Selva Lacandona trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz, ninguno ha sido alcanzado por la abnegación y perseverancia de las comunidades rebeldes.

Aguantando heroicamente el hambre y la miseria, los pueblos de la selva y de los Altos lograron traducir una parte mínima de sus demandas en los incumplidos y olvidados acuerdos de San Andrés. Cuando éstos sólo merecieron el desprecio de toda la clase política en su conjunto, ellos procedieron entonces a poner en marcha, con indudable éxito, el proyecto de los gobiernos autónomos... hasta que llegó, como cada seis años, la temporada electoral y la renovada obsesión del subcomandante Marcos por salir a pelear contra el PRD ­para regocijo de la derechaprovocó, de nuevo, el aislamiento de las reivindicaciones indígenas.

Si no queda claro hacia dónde tienen que ir la APPO y el EZLN para remar contra las corrientes adversas, más incierto es aún el rumbo que debe adoptar la convención nacional democrática (CND). Esta tendrá su segunda reunión plenaria el próximo 15 de marzo, y los días de 2007 que empezarán a correr dentro de unas horas habrán de ser también los de un intenso debate para precisar los objetivos que definirán la agenda del semestre que irá de marzo a septiembre.

Bien a bien, las giras de Andrés Manuel López Obrador no han ayudado mucho a plantear una estrategia de acción para la nueva etapa. Es necesario adoptar otra dinámica y tomar en cuenta lo que se aprendió a lo largo del plantón: que las instituciones electorales fueron destruidas por el golpe de Estado que elevó al "gobierno" al actual "presidente", y que antes de volver a competir en votaciones de verdad democráticas la izquierda tiene que promover la destitución de todos los consejeros del Instituto Federal Electoral (FELIFE) y modificar en el Congreso de la Unión las reglas del juego, sobre todo aquellas relacionadas con la televisión.

Pero la caída de Luis Carlos Ugalde y sus cómplices, y la reforma de las leyes electorales, sólo podrán conseguirse con la movilización popular a escala nacional y ésa es una tarea que debe encabezar López Obrador, aunque no la secundarán el EZLN y la APPO. En este sentido, más allá de su propia agenda, cada movimiento el de las comunidades rebeldes de Chiapas, el de los pueblos de Oaxaca y el de los seguidores del Peje, deberían explorar puntos de contacto y de convergencia, tales como la sustitución del régimen calderónico por un proyecto radicalmente distinto. De eso habrá que hablar largo y tendido.

Contra los procuradores

Por lo pronto, pese a que eran vísperas de Nochebuena, el Desfiladero del sábado anterior, que pidió cartas para exigir la renuncia del procurador general, Eduardo Medina Mora, y del capitalino, Rodolfo Félix Cárdenas, así como la de la fiscal de procesos del Reclusorio Oriente, María Claudia Campuzano (la del Chucky), suscitó un aluvión de correos electrónicos. La inmensa mayoría de éstos, sin embargo, llegó con exhortos a Marcelo Ebrard, para solicitar la remoción del sucesor de Bernardo Bátiz. Los suscribieron las siguientes personas:

Mane Carlón, Laura Pimentel, Carlos Vargas, José Jallmx, Coral García Valencia, Dagoberto Márquez, Natalia Castañeda, Fermín Castañeda, Guadalupe Fernández Gascón, César Castillo, Sara Olga Quijas, John Hazard, Alfredo Cruz, Julio César Díaz León, Esteban Cedillo, Nuria Marrugat, Fulgencio Menes, Marco Antonio Tapia, Angel González Cabrera, Ramón Zamudio Sánchez, Laura Mejía Crisóstomo, Georgina Ruiz, Guillermo Morales, Luz María Acosta, Socorro Menchaca, Margarita Huerta Silva, Guillermo Montes M., Héctor Felipe Peláez, Marielena Martínez, Isela Vega (¡saludos!), Alvaro Aldana, Luis Caro, Bruna Anzurez, Antonio Reyes, Laura Bolaños, Ricardo García Alvarez, Emma Valverde, Claudia y Emma Reygadas, Rafael Villalobos, Netzaí Sandoval Ballesteros, Javier Manríquez, Laura Valverde, José G. Ramón Celis, Félix Pérez Canales, Leonardo González de la Rosa, Berenice Silva, Rosa Erica Hernández, Eduardo Jorge Veres, Raúl Martell, Alonso Araiza, Araceli Reyes, Nora Benavides, Blanca Mercedes Pérez, Jorge Sales, Juan Hernández, Jurij Mendoza, Karla Ville, Paco Hams, Arturo Hernández, Sandra Anguiano, Briseida Zepeda, Jorge de Jesús Acevedo, Javier Salazar Vega, Eddie Arias, José Ortiz, Elsa Rodríguez, Patricia Gasca, Antonio Mendoza (presidente de Boards of Directors of the Mexican Canadian Working Group), Eduardo Sánchez, Vero 9821, Silvia Flores, Celestino Lugo, Luis Sánchez Graillet, Isaac Rodríguez, Armando Bustamante, Alberto Garay, Florencia Blancas, Arturo Inesa, Raúl Mora, Amelia Turrubiates, Eli García, Linamar Campos, Elizabeth Corona, Benjamín Alcántara, José Luis Cruz, Olga Harmony.

Luz María Escobedo, Alejandro Gómez, Ernesto Cabagné, Edgar Balderas, Marcial Anaya, Iván Arturo, Miguel Bonome, Javier Gutiérrez, Eréndira Hernández, Pedro Portilla, Armando Arias, Emilia Celaro, Ignacio Gutiérrez, Eljustoreclamo, Pepe Ledesma, Alejandro Murillo, Frances Bernfeld, Jorge Paniagua, Jesús Espinosa, Carlos Romero, Revolucionesmx, Andrés Tonini, Yolanda e Irma Pazarán, Estela Cordero, Daniel Domínguez, Mar Arcos, Ayax Morales, Rubén Núñez, Marta Corral, Lourdes González, Julio C. Ortiz, Sara Alcalá, Ricardo Lule, Claudio Obregón Clairin, Gabriel Rodríguez Mora, Eduardo Fromage, Víctor Ramírez, Araceli Baca, Edgar Cárdenas, Luis Pérez Calderón, Benjamín Canseco, Jesús Montserrat, Javier Aguilar, Julián González, Jorge Iglesias, Sergio Herrera, Alfredo Osorio, Félix Solís, Héctor Gallardo, Alfonso González, René Gallegos, Leopoldo Maldonado, Vinicio Herrera, César González, Carlos Infante, Felipe Martínez, Miguel A. Lizama, Julián García Aréchiga, Mónica Péreztaylor, Angel Sánchez, Claudia Eguiarte, René Santiago, Juan Rosales, Norma Coffin, Emma Reyes, Fabia Veralda, Emilio Nana, Luis Fernández, Oscar López, Ana Cristina Pérez, Yolanda Robles y 77 firmas más.

La convocatoria permanecerá abierta hasta el sábado 13 de enero, cuando volverá a salir esta columna, que descansará el sábado 6. Todas las cartas que lleguen hasta esa fecha límite y las que ya se encuentran en el buzón de este espacio serán entregadas en la oficina de Marcelo Ebrard. Y entonces veremos cómo reacciona. Mientras tanto, ¡feliz año y salud por las grandes batallas que vienen!