sábado, mayo 10, 2008

Culpas ajenas

Reforma
Felipe Díaz Garza
10 May. 08

Hace pocos días, un poco menos de dos semanas, el presidente Calderón presentó su "nuevo" programa de desarrollo social. "Vivir Mejor", como fue bautizado el engendro por Esopo Burócrata. Esta semana Carlos Salinas sacó a la luz su engendro editorial La década perdida, en el que delira en la desmemoria, anticipando su senilidad. Eso es tan evidente que hasta un desfasado sistemático como Luis Ernesto Derbez fue capaz de advertirlo y externarlo, en contra de la usual falta de compromiso del ex canciller foxista.

A Salinas se le olvida que él empezó, propone Derbez con amargura, para responder a las acusaciones del ex Presidente en La década perdida, donde, sin mencionar nombres concretos, señala a Ernesto Zedillo y a Vicente Fox como ejecutores culposos de políticas económicas equivocadas, el neoliberalismo para ser exactos, dando lugar a la crisis financiera de diciembre del 94 y a una década de traspiés y ocultamientos.

Se equivoca el hoy rector de la Universidad de las Américas al atribuir a Carlos Salinas una incompetencia épica que no es épica sino perfectamente común y corriente, más corriente que común. El ex Presidente ni siquiera empezó a amasar él mismo la bola de nieve que, igual que a Zedillo y a Fox, lo arrolló sin remedio en el descendente tobogán de la historia moderna de México, en el que los presidentes, aunque se crean más importantes que eso, tan sólo hacen el papel de monos de feria en el stand de tiro al blanco.

Zedillo y Fox fracasaron, como fracasó Salinas y como fracasará Calderón y como la clase gobernante ha fracasado sistemáticamente en lograr metas de desarrollo sólido y consistente para este país. Con su nuevo hijo intelectual Calderón sólo corrige sin éxito, aumenta en engorda y sustituye sin llenar el hueco a los programas fracasados de sus antecesores en el mando. Para "Vivir Mejor" morirán Oportunidades, Progresa, Solidaridad, Infonavit, Fonacot, Conasupo, IMAN y todos los correspondientes engendros de la incompetente clase dirigente mexicana, cuando menos hasta el INPI (Instituto Nacional de Protección a la Infancia).

Me concentro en los programas gubernamentales que pretenden acabar con la pobreza porque tengo la convicción de que esta condición, al no ser erradicada, impide o cuando menos dificulta fatalmente el desarrollo económico y viceversa. No es posible el desarrollo económico en el subdesarrollo social, pues éste mantiene vigente el subdesarrollo económico. Luego, si todas las versiones gubernamentales de estrategia para el desarrollo social han fracasado, como lo demuestra el crecientemente sostenido índice de pobreza regular y extrema y sus concomitantes estadísticas de fracaso educativo, eso forzosamente ha acarreado el fracaso de todas las versiones gubernamentales que pretenden generar la riqueza.

En su enfermiza megalomanía, Carlos Salinas propone (y estoy seguro de que lo cree) que sus estrategias personales para la promoción de México (léase Solidaridad) fracasaron por la torpeza en su continuidad de Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Pero se equivoca Salinas al considerarse el autor traicionado de la salvación de México, como se equivoca Derbez al atribuirle a Salinas la autoría absoluta del desastre, para lo que se requeriría una condición épica que, como le escribí arriba, el pueblerino ex Presidente no tiene.

Más mediocre de lo que se imagina, el oportunista Salinas sólo es una porción sexenal del hilo conductor del fracaso de su clase. Heredero moral e intelectual del estéril sistema político mexicano, a través del gris Miguel de la Madrid, Salinas no crea nada traicionable, tan sólo reproduce y retransmite, en un grotesco "copy and paste", el gigantesco fracaso de nuestra clase gubernamental que arranca en la Presidencia de Benito Juárez (por ponerle época pero pudo ser antes) y continúa, que no termina allí, en Felipe Calderón vestido de indígena o de soldado o de bombero de la República.

El fracaso oficial tiene crueles expresiones. De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) el manto de la pobreza ahoga al 42.6 por ciento de los mexicanos. Pero en el caso de niñas, niños y adolescentes afecta al 53 por ciento, lo que equivale a 21 millones de menores de edad. Siete millones y medio de niños y niñas viven en situación de pobreza alimentaria y la desnutrición crónica afecta a casi el 13 por ciento de todos los niños de México. Cada año mueren 74 mil niños mexicanos por causas prevenibles, siendo las tasas de mortalidad infantil más altas entre niños pobres e indígenas. Sumado a la mala calidad de la educación, un millón 200 mil niños pobres simplemente no van a la escuela.

¿Cómo espera Salinas que evolucione su oligofrénico escenario desarrollista? El fracaso fue el instrumento que la administración salinista entregó a la zedillista para el desarrollo y Zedillo perfeccionó el mazo y se lo entregó a Fox, que obviamente también fracasó, como el mismo Salinas y el Unicef lo establecieron esta semana.

Sin ser economista (y quizás gracias a eso) le puedo decir que no es viable ningún modelo macroeconómico en un país en el que, como escribió Emilio Carballido, hay más pobres que piojos y no hay a la vista un programa viable de desarrollo social. Al contrario, los indicadores más sensatos apuntan hacia el agravamiento de la pobreza y el recrudecimiento de sus concomitantes ausencias: educación, salud y alimentación. Le propongo esperar el libro que escribirá el ex presidente Felipe Calderón. Me pregunto a quién culpará. Supongo que a quien lo suceda.

Correo electrónico: diazgarza@gmail.com