sábado, octubre 14, 2006

EL DEBER ES DE TODOS, EN TODO EL PAÍS.
Todos tenemos qué hacer.

Sergio Gómez Montero.

“… Todavía no sé si mi País es éste/ vuelvo a dudar del álbum de familia”.
P. Medina: Vocación de otoño.

Dice la conseja popular que el tiempo todo lo cura. Pero, en ocasiones, el tiempo se hace largo y ni aún así las heridas cicatrizan. Eso sucede con las heridas de la historia, que se reproducen a través del tiempo y que, a la manera de Paz, se mantienen vivas como pájaros.

Hoy, Oaxaca es la consigna: No la podemos dejar morir ni luchar sola.

Hoy la apuesta de los grupos de poder, los que cometieron fraude en el reciente proceso federal electoral, es a favor del tiempo: A él le están confiando todo para que lo más pronto posible sanen las heridas que le causaron al País y que los agravios cometidos se olviden como si nada hubiera sucedido (ay, el pobre Calderón afirmando en Monterrey que hará suyo el programa de López Obrador, tratando de salvar así su conciencia).

Pero, sin duda, les está costando muchísimo trabajo lograrlo, por razones de naturaleza múltiples: Porque la afrenta fue de dimensiones enormes; porque hoy se entrecruzan presente ominoso e historia acumulada, y sobre todo porque hay una gran voluntad popular y ciudadana dispuesta a cobrarse cuentas a como dé lugar.

Allí hay algo que cada día se vuelve cada vez más claro: El caudillaje de AMLO se mantiene vivo, pero, primero, no para salvar una institución en crisis (la Presidencia de la República) y por ende dejando atrás al proceso electoral reciente, que hoy se ve ampliamente superado por el conjunto de luchas regionales y locales que buscan, así, ir cerrando las heridas históricas.

En segundo lugar, abriendo cada vez más espacios para que los 15 millones que votamos por AMLO, nos convirtamos en 30, 40 millones o más de personas que luchemos, en efecto, por mandar al diablo a las instituciones nacionales hoy podridas (como el IFE, que Hugo Amao, quien fuera consejero presidente del tercer distrito electoral de Baja California, acaba de desnudar en su inequidad y corrupción de una manera contundente, haciendo ver que si eso pasó en un distrito, nada raro sería que en los 300 del País haya pasado lo mismo).

Es decir, llegó la hora de darle fin a un País que ya no sirve, que funciona sólo en beneficio de unos pocos poderosos y que lastima al resto de la población, como se le hizo ver a Fox en Mexicali y Tijuana.

Y allí, todos tenemos algo qué hacer.Mucho, por ejemplo, tenemos que hacer los bajacalifornianos para darle cuerpo al proyecto de abrir espacios, porque mucho han crecido los agravios en la región. Pienso (y cada quien debe pensar en los suyos) en los siguientes:

Parar la explotación de arena, que sin medida es explotada y exportada para alimentar proyectos turísticos de los gringos, lesionando agresivamente el medio ambiente regional.
Parar los proyectos de las regasificadoras que son un peligro para nuestras comunidades, que se han convertido en entidades autónomas (con cuerpos paramilitares que se encargan de la vigilancia) y que cínicamente arrasan todo lo que se encuentra a su alrededor.

Luchar para que las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas indígenas de la región se concreten en el marco de la ley y se respeten verdaderamente sus derechos humanos.
Recuperar para los campesinos del Valle de Mexicali sus aguas, sus tierras, sus cultivos; que el espíritu que animó al Asalto a las Tierras se vuelva a hacer presente.

Parar el muro de la ignominia que Bush y Stenbrenner quieren erigir, por los muchos daños sociales y medioambientales que causaría a nuestra zona fronteriza.
Lograr que el agua y la energía eléctrica se distribuyan sana, equitativa y justamente, pensando sobre todo en el futuro que queremos construir.

Sí, probablemente tú tienes mucho que aportar al respecto y de seguro que tarde que temprano te vas a incorporar a los 30 ó 40 millones que estamos y estaremos luchando por otro proyecto de País.

Sergio Gómez Montero es analista político y miembro de OCE de BC.Correo: gomeboka@yahoo.com.mx
No existe ingobernabilidad en el estado, asegura Oliva
El Ejecutivo estatal señaló que de acuerdo a los reportes de Gerardo Mosqueda, “todo marcha bien” en Guanajuato

Martín Diego / Martín Fuentes
GUANAJUATO / LEÓN
El Correo de Guanajuato
No obstante que se han presentado conflictos derivados de los cambios de administración en algunos de los ayuntamientos de Guanajuato, el gobernador del estado, Juan Manuel Oliva Ramírez, rechazó que pudieran agravarse dichas situaciones, incluso, manifestó que el responsable de la política interna en la entidad (el secretario de Gobierno, Gerardo Mosqueda Martínez) está trabajando "y por eso tengo los reportes" de que todo marcha bien.
Esta mañana y luego de inaugurar la segunda exposición que organiza el Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas en Solidaridad (Fonaes) en León, Oliva Ramírez aseguró que los conflictos locales que se ubicaron en algunos municipios tras la toma de protesta, fueron atendidos.
"Tengo el reporte del secretario de Gobierno que están atendiendo los llamados de los presidentes municipales" y dijo que todavía por la mañana, se encontraban negociadores de dicha dependencia en algunos municipios como Pueblo Nuevo donde todavía hasta el jueves no se ponía en funcionamiento ninguna área de gobierno.
"Ahorita hay gente en Pueblo Nuevo, ayer tuvimos información de que se hizo el trámite de entrega recepción, que no se había hecho y hoy están funcionando las dependencias en el municipio", refirió el mandatario.
Apuntó que en el tema de los empleados municipales también era atendido ya por la Secretaría de Gobierno "estamos en ese tema de los empleados que, en primera instancia, tienen el escenario de ser relevados de su cargo y que exigen que se les pague conforme a derecho, en lo cual estamos de a cuerdo que así debe de ser, y están en pláticas con los alcaldes para llegar a un acuerdo al respecto".
Tras cuestionarle si algunas demarcaciones se encontraban aún en conflicto en temas que tienen que ver con la designación de contralores donde, como el caso de Valle se ha señalado una violación a la ley, el mandatario estatal refirió que "hay algunos puntos de vista divergentes pero están funcionando".
Finalmente, avaló el trabajo de José Gerardo Mosqueda Martínez, su secretario de Gobierno de quien dijo, "claro que sí está trabajando, y por eso tengo los reportes".
La ausencia de Mosqueda
Ante los conflictos en una decena de municipios después de entrar en funciones el martes pasado los nuevos Ayuntamientos, el secretario de Gobierno del Estado, Gerardo Mosqueda, ha optado por guardar silencio, por no hacer declaraciones públicas sobre esos problemas.
Aunque hasta ayer seguía el desorden en Pueblo Nuevo, donde habían sido despedidos 158 empleados y se mantenían suspendidos algunos servicios públicos, y en el Ayuntamiento de Valle de Santiago los regidores perredistas insistían en reclamar su derecho a proponer la terna de candidatos a la Contraloría, fueron más los municipios que se vieron envueltos en contrariedades antes y después del 10 de octubre.
Algunos de los casos más representativos son, por ejemplo, el de Xichú, donde el panista Perfecto González tuvo que rendir protesta al cargo a las dos de la madrugada del martes en la Casa de Visitas porque los priístas inconformes con una resolución del Tribunal Federal Electoral (Trife) que revocó el triunfo a Enrique Landaverde, mantenían tomada la alcaldía, y fue el propio partido Acción Nacional (PAN) el que intervino para destrabar el problema.
Ese día, el presidente del Comité Directivo Estatal de ese instituto político, Fernando Torres Graciano, comentó que el secretario general del CDE, Vicente Esqueda, había estado en ese municipio y que ya se había ofrecido a los inconformes la Oficialía Mayor, aunque finalmente fue una dependencia de mayor peso la que apaciguó los ánimos, la Dirección de Desarrollo Social.
Eso relajó el ambiente y comenzó la retirada de 120 elementos de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) y de 30 de la Policía Ministerial del Estado (PME), enviados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) los primeros y por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) los otros.
En Pueblo Nuevo, Celaya, Irapuato y Comonfort también se escenificaron enfrentamientos entre regidores y militantes priistas, donde no consiguieron ponerse de acuerdo en las ternas de candidatos a la Contraloría, a lo que tienen derecho como primera minoría en esos Ayuntamientos, cargo que también fue motivo de jaloneos en Jaral del Progreso y Silao pero en estos casos porque rechazaron a los propuestos por el PRI para desempeñar esa función.
San Diego de la Unión tampoco escapó a enfrentamientos tras el cambio de Ayuntamiento porque los regidores del PRI, apoyados por los del PAN, decidieron también que la coalición "Por el bien de todos" no tenía derecho a presentar la terna de candidatos a la Contraloría, por lo que en este caso también se amenazó con iniciar un litigio ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo (TCA).
Desde que iniciaron esos problemas en los que se han inmiscuido militantes de las tres fuerzas políticas con más presencia en la entidad, el responsable de garantizar la gobernabilidad ha evitado hacer declaraciones para informar en qué ha consistido exactamente la intervención de personal de esa dependencia.

Por buen camino
"Tengo el reporte del secretario de Gobierno que están atendiendo los llamados de los presidentes municipales...
ayer tuvimos información de que se hizo el trámite de entrega recepción en Pueblo Nuevo que no se había hecho y hoy están funcionando las dependencias en el municipio”.
Juan Manuel Oliva
gobernador de guanajuato
Alternancia perdida
Felipe Díaz Garza
Reforma
La causa del conflicto de Oaxaca, cuya solución se percibe cada vez más lejana, aunque las fantasías bipolares del foxato anuncien mentirosamente el acuerdo de paz, fue la exigencia de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que agrupa a los maestros de esa entidad, de que sus miembros fueran reclasificados y elevados de la zona dos, que comprende al estado istmeño, a la zona tres, para ser homologados en salarios y prestaciones con sus colegas de otros estados.


La razón original para no acceder a la demanda de los maestros fue la incapacidad económica de los gobiernos estatal y federal para atender la demanda sindical. El conflicto estalló en huelga y fue seguido, en apoyo al SNTE primero y con motivos particulares después, por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, cuyas exigencias políticas, sumadas a las económicas de los maestros, incluyen hoy la destitución del gobernador del estado y de un elevado número de sus funcionarios.


Para apoyar sus demandas y forzar el otorgamiento de lo pedido, maestros y asambleístas, usted lo sabe sobradamente, mantienen desde hace varios meses prácticamente en estado de sitio la capital del estado, la ciudad de Oaxaca.


En los últimos días el gobierno federal se ha involucrado en la "negociación" de la liberación, después de que rehuyó reiteradamente participar, aduciendo incompetencia. Curiosamente ahora que participa, el secretario de Gobernación ofrece cosas que no son de su competencia, lo que antes aducía que no podía hacer.


Entre los ofrecimientos a los alzados de la incompetencia de Abascal están las cabezas de los funcionarios estatales del área de procuración de justicia, a cambio de que le entreguen, a él, no al gobernador oaxaqueño, la plaza tomada. También ha ofrecido, como si fuera el titular de la SEP, rezonificar a los maestros de Oaxaca en un plazo de seis años, los del gobierno de Felipe Calderón. La homologación de los mentores oaxaqueños costará mil millones de pesos.


Los maestros y los asambleístas no acaban, sin embargo, de aceptar los términos de la rendición de Abascal. Sus demandas siguen en aumento conforme el gobierno va cediendo. ¿Por qué no? Al principio el estado y la Federación se decían insolventes y quizás lo eran. Mas hoy, unos cuantos meses más tarde, ofrecen mil millones de pesos, sólo para los maestros oaxaqueños, que quizás no tengan en la bolsa pero que sacarán de algún "guardadito" fiscal. Tampoco era negociable la renuncia de nadie y hoy van en el paquete de homologación las decapitaciones de los oficiales oaxaqueños de la ley.


Los rebeldes seguirán pidiendo imposibles, aún después de que logren sus propósitos. Si les dan lo que piden, que ya lo ha ofrecido el secretario Abascal, aunque están haciendo como que lo desprecian, seguirán pidiendo hasta la eternidad y tomarán la plaza cada vez que se les ofrezca cambio para el mandado.


Además el ejemplo fructificará. Fructificó esta semana en la soberbia con que el dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) amenazó al pueblo de México con un paro nacional de burócratas si el gobierno de Fox no le otorga a cada uno de los 2 millones 466 mil burócratas miembros de esa federación sindical un bono de despedida de cuando menos mil 800 pesos, que fue lo que el priista Zedillo les obsequió graciosamente hace seis años.


Entiéndase bien. No es una indemnización por despido del trabajador. Estos trabajadores no se van, brincos diéramos y hasta gustosamente les pagáramos su bono. El que se va es el presidente Fox, al que le exigen un regalo de despedida, que costará, si se mantiene en los mil 800 pesos por cabeza que Zedillo les regaló al irse, más o menos 4 mil 500 millones de pesos. "Si el problema de Oaxaca ha sido pesado, imagínese un movimiento nacional en donde se paraliza el país", amenazó el dirigente de la Federación, Joel Ayala, y advirtió insolentemente que "no estaremos en una situación de amenaza, sino, simplemente, vamos a avisarles, no alteren más el problema de México, que de por sí ya hay problemas mayores".


Ayala ya señaló culpable: "el obstáculo que hemos tenido es con el subsecretario de Egresos, Carlos Hurtado, que siempre dice no, pero históricamente las conquistas se defienden". El martes próximo, igual que el lunes pasado los asambleístas y maestros de Oaxaca con Abascal, el líder de la FSTSE, apadrinado por el experto padrino Emilio Gamboa, "dialogarán", dice el amenazador líder de la burocracia, con el secretario de Hacienda Gil Díaz. ¿Les ofrecerá éste la cabeza de su subsecretario en una charola, junto con los 4 mil 500 millones de pesos de obsequio presidencial de despedida? Claro que lo hará y, entonces, le pedirán más y más y más, porque los buenos ejemplos fructifican.


La extorsión satisfecha provoca necesariamente una espiral. Este gobierno alternante tuvo la oportunidad de romper el circuito de chantaje pagado que nos obligaron a circular los gobiernos priistas, cuya última estación fue el zedillato que hace seis años pagó tributo de despedida a los burócratas, a los mismos burócratas que hoy amenazan al pueblo de México, a través de Fox, para que les volvamos a pagar el chantaje. El alternante perdió su primera oportunidad frente a los macheteros de Atenco, la segunda frente al plantón de López Obrador y la tercera frente a los maestros y los asambleístas de Oaxaca. ¿Perderá la cuarta frente a los burócratas pedinches?


Yo creo que sí. Lo sabremos de cierto el martes.
Alternancia perdida
Felipe Díaz Garza
Reforma
La causa del conflicto de Oaxaca, cuya solución se percibe cada vez más lejana, aunque las fantasías bipolares del foxato anuncien mentirosamente el acuerdo de paz, fue la exigencia de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que agrupa a los maestros de esa entidad, de que sus miembros fueran reclasificados y elevados de la zona dos, que comprende al estado istmeño, a la zona tres, para ser homologados en salarios y prestaciones con sus colegas de otros estados.


La razón original para no acceder a la demanda de los maestros fue la incapacidad económica de los gobiernos estatal y federal para atender la demanda sindical. El conflicto estalló en huelga y fue seguido, en apoyo al SNTE primero y con motivos particulares después, por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, cuyas exigencias políticas, sumadas a las económicas de los maestros, incluyen hoy la destitución del gobernador del estado y de un elevado número de sus funcionarios.


Para apoyar sus demandas y forzar el otorgamiento de lo pedido, maestros y asambleístas, usted lo sabe sobradamente, mantienen desde hace varios meses prácticamente en estado de sitio la capital del estado, la ciudad de Oaxaca.


En los últimos días el gobierno federal se ha involucrado en la "negociación" de la liberación, después de que rehuyó reiteradamente participar, aduciendo incompetencia. Curiosamente ahora que participa, el secretario de Gobernación ofrece cosas que no son de su competencia, lo que antes aducía que no podía hacer.


Entre los ofrecimientos a los alzados de la incompetencia de Abascal están las cabezas de los funcionarios estatales del área de procuración de justicia, a cambio de que le entreguen, a él, no al gobernador oaxaqueño, la plaza tomada. También ha ofrecido, como si fuera el titular de la SEP, rezonificar a los maestros de Oaxaca en un plazo de seis años, los del gobierno de Felipe Calderón. La homologación de los mentores oaxaqueños costará mil millones de pesos.


Los maestros y los asambleístas no acaban, sin embargo, de aceptar los términos de la rendición de Abascal. Sus demandas siguen en aumento conforme el gobierno va cediendo. ¿Por qué no? Al principio el estado y la Federación se decían insolventes y quizás lo eran. Mas hoy, unos cuantos meses más tarde, ofrecen mil millones de pesos, sólo para los maestros oaxaqueños, que quizás no tengan en la bolsa pero que sacarán de algún "guardadito" fiscal. Tampoco era negociable la renuncia de nadie y hoy van en el paquete de homologación las decapitaciones de los oficiales oaxaqueños de la ley.


Los rebeldes seguirán pidiendo imposibles, aún después de que logren sus propósitos. Si les dan lo que piden, que ya lo ha ofrecido el secretario Abascal, aunque están haciendo como que lo desprecian, seguirán pidiendo hasta la eternidad y tomarán la plaza cada vez que se les ofrezca cambio para el mandado.


Además el ejemplo fructificará. Fructificó esta semana en la soberbia con que el dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) amenazó al pueblo de México con un paro nacional de burócratas si el gobierno de Fox no le otorga a cada uno de los 2 millones 466 mil burócratas miembros de esa federación sindical un bono de despedida de cuando menos mil 800 pesos, que fue lo que el priista Zedillo les obsequió graciosamente hace seis años.


Entiéndase bien. No es una indemnización por despido del trabajador. Estos trabajadores no se van, brincos diéramos y hasta gustosamente les pagáramos su bono. El que se va es el presidente Fox, al que le exigen un regalo de despedida, que costará, si se mantiene en los mil 800 pesos por cabeza que Zedillo les regaló al irse, más o menos 4 mil 500 millones de pesos. "Si el problema de Oaxaca ha sido pesado, imagínese un movimiento nacional en donde se paraliza el país", amenazó el dirigente de la Federación, Joel Ayala, y advirtió insolentemente que "no estaremos en una situación de amenaza, sino, simplemente, vamos a avisarles, no alteren más el problema de México, que de por sí ya hay problemas mayores".


Ayala ya señaló culpable: "el obstáculo que hemos tenido es con el subsecretario de Egresos, Carlos Hurtado, que siempre dice no, pero históricamente las conquistas se defienden". El martes próximo, igual que el lunes pasado los asambleístas y maestros de Oaxaca con Abascal, el líder de la FSTSE, apadrinado por el experto padrino Emilio Gamboa, "dialogarán", dice el amenazador líder de la burocracia, con el secretario de Hacienda Gil Díaz. ¿Les ofrecerá éste la cabeza de su subsecretario en una charola, junto con los 4 mil 500 millones de pesos de obsequio presidencial de despedida? Claro que lo hará y, entonces, le pedirán más y más y más, porque los buenos ejemplos fructifican.


La extorsión satisfecha provoca necesariamente una espiral. Este gobierno alternante tuvo la oportunidad de romper el circuito de chantaje pagado que nos obligaron a circular los gobiernos priistas, cuya última estación fue el zedillato que hace seis años pagó tributo de despedida a los burócratas, a los mismos burócratas que hoy amenazan al pueblo de México, a través de Fox, para que les volvamos a pagar el chantaje. El alternante perdió su primera oportunidad frente a los macheteros de Atenco, la segunda frente al plantón de López Obrador y la tercera frente a los maestros y los asambleístas de Oaxaca. ¿Perderá la cuarta frente a los burócratas pedinches?


Yo creo que sí. Lo sabremos de cierto el martes.
Una cita ineludible

Epigmenio Ibarra en Milenio

La muerte está a la vuelta de la esquina y acudirá puntual a la cita. Vendrá acompañada del estruendo de los balazos, los golpes secos de los toletes y la gritería de la multitud. Tendidos en las calles quedarán unos cuantos. Desmadejados, en medio de un charco de sangre, esos cadáveres sin nombre, serán sólo imágenes furtivas en los diarios y la televisión. Horror pasajero para la mayoría, estandarte de lucha para unos cuantos, el precio que había que pagar para otros, materia obligada de columnistas que consignarán solemnes que habían advertido muchas veces que esto pasaría, sin reconocer, claro, que con su cantinela han contribuido a crear el ambiente propicio para el estallido. La muerte, insisto, está a la vuelta de la esquina y hay muchos que no cesan de invocarla.

El país se descompone. Oaxaca no se resuelve —¿cómo habría de resolverse a punta de oraciones?—, y de nuevo las voces que reclaman la intervención de la policía federal o del Ejército tienen motivos para alzarse con fuerza renovada. Hay una sensación de hartazgo en las buenas conciencias que no toleran ya más plantones, bloqueos, manifestaciones e invocan a la defensa del Estado de Derecho y el castigo a esos agitadores y delincuentes que se burlan de la ley. A esos “jóvenes de pelo largo” que, como en Tabasco, según el candidato del PRI -que hace uso de la más rancia retórica de la intolerancia- pretenden reventar las elecciones.

A nadie importa ya por qué se alzaron los maestros oaxaqueños. Tampoco si alguna razón les asistía para hacerlo. Todo se reduce, al parecer, a una intriga palaciega, a la defenestración de un gobernador. Así como trivializaron el complot que efectivamente se armó desde la Presidencia de la República para desaforar a López Obrador hoy los medios trivializan el contexto social, las razones por las que se produce el estallido social en Oaxaca.

No tengo memoria de una situación similar. Sin disparar un tiro un movimiento popular se ha hecho de la capital del estado. Funcional para la estrategia foxista de intervención ilegal en los comicios presidenciales el conflicto se dejó crecer. La derecha necesita villanos públicos. Su consolidación depende de la creación de un clima de desorden e incertidumbre en el que los ciudadanos decentes clamen desesperados por la vuelta al orden y exijan al gobierno mano dura o voten, cohersionados, por un candidato que prometa hacer uso de ella. Del otro lado hay también marxistas tradicionales que, tristemente, terminan por hacer el resto del trabajo. Detonan acciones para profundizar las contradicciones. Buscan el muerto en la calle y en la consecución de ese objetivo se hermanan con sus enemigos.

Imposible dejar de remitirse a la República de Weimar y a la consolidación, a punto de votos, del nazismo en Alemania. Allá los “camisas pardas” se enfrentaban en las calles a socialistas y comunistas, realizaban pogromos, perseguían a gitanos y homosexuales logrando, sin embargo, que a sus víctimas —gracias a la propaganda de Goebbels— se les considerara, masivamente, los responsables de la violencia y el desorden. Con la promesa de restaurar el orden y de restituir el orgullo perdido tras la vergonzosa derrota en la Primera Guerra Mundial, Adolfo Hitler fue convertido primero en canciller y luego en dictador por millones de ciudadanos que buscaban proteger a Alemania del peligro judeo-comunista que supuestamente la acechaba. Represión y consenso, fusil y propaganda combinados fueron la clave para el ascenso del nacionalsocialismo.

Jamás hubiera imaginado Goebbels un aparato de propaganda tan complejo y eficiente como el usado por Fox, el PAN y Calderón. Triste papel el de los magistrados del TEPJF que se rehusaron a medir el efecto de la guerra sucia en los comicios. Este efecto, contundente, brutal, va mucho más allá del 2 de julio y devorará incluso a sus propios creadores. El ambiente de miedo generalizado generado por la campaña del PAN combinado con procesos como el de Atenco, Las Truchas y Oaxaca —y la forma en que éstos se difunden— no sólo logró revertir la voluntad de millones de ciudadanos en las urnas, configurando un fraude de nuevo tipo, sino que sigue operando llevándonos a una situación muy volátil y peligrosa.

La intolerancia se cuela en los espacios antes racionales y moderados. Los medios no sólo trasmiten el mensaje del miedo; se infectan del mismo. El proceso de linchamiento mediático de la izquierda es sólo el primer paso. La muerte está al acecho y la convocan muchos.