martes, junio 17, 2008

Las actas hablaban, nadie escuchó

Alberto Aziz Nassif
17 de junio de 2008
El Universal

El último libro de José Antonio Crespo, 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, editado por Debate, es una pieza indispensable para entender qué pasó con el complicado rompecabezas de la última sucesión presidencial.

La ciencia, como decía Pierre Bourdieu, se construye y se conquista; este libro constituye un avance importante porque aporta una pieza que faltaba: la demostración de que el resultado electoral de 2006 es completamente incierto, y que las autoridades electorales no despejaron las dudas. La construcción de Crespo parte de las evidencias de la misma elección; el autor no inventa nada, no se saca de la manga ninguna información nueva, no hace malabarismos estadísticos ni colorea su trabajo, no hay adjetivos ni discurso político. Se trata de todo lo contrario: la construcción de un argumento y su demostración a partir de los mismos documentos oficiales, las actas de escrutinio que están en la página del Instituto Federal Electoral.

El libro de Crespo no sólo hace preguntas y analiza la información de las actas, sino que con ello muestra las insuficiencias de las autoridades electorales, que actuaron por debajo de sus competencias legales: primero el IFE restringió la apertura y recuento de paquetes electorales mediante una decisión que no tenía como objetivo establecer certidumbre, sino evitar problemas, y vaya si les salió el tiro por la culata, porque generaron un problema mayúsculo.

Luego el Tribunal Electoral quiso ser muy prudente y establecer una revisión más amplia, con la que en principio calculó que resolvería la certeza de la elección en un recuento más numeroso al del IFE, pero también se quedó corto y fue completamente insuficiente. El tribunal, como última instancia en materia electoral, nos ofreció un dictamen con fuertes debilidades lógicas y, lo más grave, no logró generar la certeza que necesitaba el país sobre el proceso electoral, metió al país en un conflicto que sigue abierto.

Si en México tenemos una marcada inclinación a dejar abiertos los expedientes, quizá se deba a las debilidades institucionales. Con este libro queda claro que si las autoridades hubieran hecho bien su tarea, el conflicto político se habría resuelto.

El método Crespo consistió en revisar las actas de la mitad de los distritos del país (150) y en ellos encontró que los errores (de todo tipo, aritméticos, de cómputo) superaban a la diferencia entre el primero y el segundo lugar, es decir, que el margen de Calderón sobre López Obrador era menor a los errores. Mientras la diferencia fue de un poco más de 233 mil votos, en los 150 distritos del análisis había más de 300 mil votos irregulares comprobables. Así la verdad jurídica no corresponde a los hechos, lo cual es grave.

Al mismo tiempo, el autor señala que la teoría de un fraude orquestado no se desprende de su análisis, es decir, la reconstrucción no le da elementos para afirmar la certeza de la hipótesis del fraude.

Los agnósticos, ese 15% de la población que se quedó con la incertidumbre de un proceso electoral muy cerrado, tuvieron razón porque ante una elección tan cerrada que no se depuró adecuadamente, no es posible saber quién realmente ganó, igual que sucedió en 1988. De esta forma, hacer hablar a las actas llevó a Crespo a concluir que los dos mitos de la elección, “el triunfo inobjetable” de Calderón y “el fraude” en contra de López Obrador, no tienen sustento en las actas. Así de sencillo y así de terrible…

Investigador del CIESAS

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