miércoles, noviembre 08, 2006

Creyeron que la opinión pública todavía se chupa el dedo
Gracias a La Hora del Pueblo


Bombazos: no hay que descartar al Yunque

La explosión la noche del lunes 6 de tres bombas en la capital es, sin dudarlo, un acto de provocación en medio del tenso estado de cosas político. Bajo la fachada de que se trata de un acto “solidario” con la lucha de los grupos oaxaqueños que se han manifestado en rebelión política contra el aún gobernador Ulises Ruiz y contra la embestida de fuerzas federales en ese estado, una interpretación serena dista mucho de coincidir con esa declarada versión. Volvamos a las tramas de las novelas policiacas: ¿a quién beneficia el crimen?

Obviamente, no beneficia a los maestros disidentes de la sección 22 del SNTE ni a los grupos nucleados en la APPO (Alianza Popular de los Pueblos de Oaxaca). Es dudoso que los protestatarios oaxaqueños le den este pretexto y argumentos a quienes quieren más “mano dura” contra los oaxaqueños que exigen la destitución o renuncia de Ulises Ruiz. La atención del beneficio se dirige, entonces, a quienes quieren la “mano dura” en todo conflicto político o social, el de Oaxaca incluido naturalmente, pues así tendrían en los bombazos un pretexto para acentuar la política represiva.

Son provocadores quienes detonaron esos artefactos, en tres lugares simbólicos (además de los que no estallaron): en el PRI nacional, en el Tribunal Electoral y en una sucursal bancaria. ¿Por qué no se fueron contra algún edificio del PAN?

Quienes “reivindican” para sí haber explotado esas bombas son agrupaciones absolutamente desconocidas. Las fuerzas de la “inteligencia” del gobierno no han declarado que las tienen abonadas a sus listas de grupos conocidos, al menos hasta el martes 7.

Lo mismo existen y lo mismo son meras pantallas. Habría entonces que preguntarse ¿quién se ha singularizado en los últimos tiempos por utilizar siglas de organismos inexistentes, para encubrir sus acciones, adhesiones o filiaciones reales?

Álvaro Delgado nos da pistas en sus dos libros ya publicados sobre la organización secreta de ultra derecha, protofascista, El Yunque. Este organismo, que también se hace llamar “la orquesta”, o “la organización”, desde hace décadas ha montado y desmontado siglas de organizaciones que no existen, son efímeras o existen y son meras caretas de El Yunque.

Nada ilógico sería que en estos bombazos estén usando la misma argucia de tirar la piedra y esconder la mano, en tanto que organización secreta. Crear zozobra es el propósito.

La presunción en tal sentido crece si se piensa, de nuevo, en el beneficiario inmediato.

Sólo sería la derecha, que por hoy tiene los resortes del poder en las manos, para poder desencadenar una acción de “mano firme” contra los oaxaqueños y contra quienes se les atraviesen en el camino. Los bombazos tienden a crear un estado de zozobra en la población, “dirigido” a promover la imagen de que los “revoltosos” no se tientan el corazón para actuar y que están dispuestos a toda violencia. En segundo lugar, se detonan en las cercanías del acto en que Andrés Manuel López Obrador asumirá como presidente legítimo, programada para el día 20 de este noviembre. Y más aún, cuando estamos a menos de un mes de que Felipe Calderón pretenda asumir el mando presidencial formal.

Crear inestabilidad y pretextos para iniciar una cacería de brujas como las de antaño, parece ser, con presumible evidencia, el objetivo de los bombazos. Como acto de “protesta” es totalmente insustancial, ineficaz. Ha merecido de toda la población y de todas las fuerzas políticas el rechazo más absoluto y tajante. Pero como acto de provocación tampoco tiene eficacia. Nadie se ha creído la invención de que están contra el neoliberalismo, si estas acciones tienden precisamente a justificar, a contra mano, la cacareada vigencia del “estado de derecho” de la derecha.

Esta interpretación es válida tanto si los bombazos fueron activados por la ultra derecha yunquista, o similar, como si lo fueron por grupos terroristas de presunta izquierda, llevados por un despiste ideológico brutal. El atentado beneficia al gobierno actual y a la derecha. Lo dice a las claras que hayan detonado esas bombas en horas en que no hay personas en los lugares afectados, y se “disculpen” zalameramente con los ciudadanos. La propia culpa la quieren lavar con cortesías, en hipócrita expiación. Muy de la derecha el estilo.

No hay que descartar al Yunque en esta intentona de zozobra.

Si creyeron que la ciudadanía se iba a creer lo de los bombazos de plano viven muy arriba en sus alucinaciones prozaicas. Hasta para eso son estupidos de veras.....

 

No hay comentarios.: