domingo, noviembre 26, 2006

 VALERO FLORES COMENTA:
Presidente legítimo: ¿Locura de AMLO?
26 de Noviembre del 2006
Actualizado: 3:58:37 AM hora de Cd. Juárez

Luis Javier Valero Flores

La decisión del ex candidato presidencial de la Coalición Por el Bien de Todos (CPBT), Andrés Manuel López Obrador, de aceptar ser declarado presidente “legítimo” el pasado 20 de noviembre, puso de cabeza no sólo a la cúpula del blanquiazul, sino que ha concitado el rechazo, también, de la dirigencia priísta y numerosas molestias en algunos sectores de la población.

Pero algo sucede en la sociedad mexicana que tal desenlace de la elección presidencial más cuestionada de la historia contemporánea levanta infinidad de reacciones. En primerísimo lugar, la elevada preocupación de la cúpula panista por “empatar” mediáticamente las acciones del perredista y, en segundo lugar, los continuos ataques y descalificaciones de los principales conductores de los medios electrónicos de comunicación.

¿Cuáles son las causas que motivan a un enorme contingente de mexicanos a aplaudir y secundar a alguien que sus adversarios –y numerosos votantes del PAN-- catalogan como “loco”?

¿De veras está fuera de sus cabales López Obrador? ¿De veras es un hombre mesiánico y las masas que lo siguen son una “punta” de manipulados y lavados de cerebro?

¿Tienen razón los más “connotados” periodistas de la “tele”, que se reúnen la noche de los miércoles para insistir en la descalificación permanente del tabasqueño?

Puede argüirse lo que se quiera, una cosa es cierta, la causa de AMLO está prendida en cientos de miles de mexicanos y el hecho de declararse “presidente legítimo” tiene una explicación harto simbólica: Es decirle a sus seguidores, pero fundamentalmente a sus adversarios, que no reconoce a Felipe Calderón como el triunfador del proceso electoral de julio pasado y, cosa no menor, que no se “raja”.

Más aún, de acuerdo con lo expresado por él en el concurrido acto del lunes pasado en el Zócalo de la ciudad de México, el movimiento por él dirigido será un poderoso contrapeso a las acciones gubernamentales contrarias al interés de la mayoría de los mexicanos.

Y no es para despreciarse tal postura. Si le damos seguimiento a los nombramientos de los funcionarios del nuevo gabinete presidencial hay más de un motivo para preocuparse.

En primer lugar con las designaciones del gabinete “económico”. Dos de los principales nuevos secretarios nos garantizan que habrá plena continuidad, no sólo con el sexenio anterior, sino con los tres anteriores. Más aún, los encargados de concretar la política económica son dignísimos herederos de las concepciones en esta materia que han llevado al desastre a la economía mexicana. Tercos, se empeñaron en mantener, a como diera lugar, la política económica actual. Muchos hablan del neoliberalismo como si éste fuera un fenómeno ajeno, muy lejano al acontecer diario de la vida nacional. Es todo lo contrario, vive entre nosotros y se expresa en las políticas gubernamentales, operadas eficientemente por los más altos funcionarios del gabinete económico, a quienes es fácil ubicar.

Igual que en el sexenio anterior, funcionarios de los regímenes priístas (que tanto criticaron, tanto Fox como Calderón, por sus “erráticas” políticas económicas) serán los responsables de la conducción del área económica y financiera del nuevo gobierno.

Calderón conformó su gabinete económico con cuatro compañeros de aula.

Agustín Carstens, en Hacienda, vendrá a darle continuidad a la política económica de los cuatro sexenios anteriores (de la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo y Fox) en los cuales, funcionarios plenamente identificados con las concepciones económicas de los organismos financieros internacionales, las llevaron al cabo prácticamente sin apartarse ni un ápice.

Es, además de Eduardo Sojo, (que recibirá la Secretaría de Economía) el otro funcionario del gabinete calderonista emanado, no sólo de las filas de los tecnócratas, sino que se ha desempeñado directamente en la conducción de algún organismo financiero internacional ya que viene de ocupar el tercer cargo en importancia en el Fondo Monetario Internacional. Carstens fue subsecretario de la SHCP hasta agosto de 2003.

Sojo, a su vez, ocupará la secretaría que durante algún tiempo ocupara otro ex funcionario del Banco Mundial de Desarrollo, Luis Ernesto Derbez.

Agustín Carstens y Luis Téllez fueron compañeros de aula de Felipe Calderón en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, y Georgina Kessel (Secretaria de Energía) impartía cátedra en la misma institución cuando Calderón estudió la maestría en Economía. A Javier Lozano, su futuro secretario del Trabajo, lo conoció en la Escuela Libre de Derecho. Poblano, fue subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación con Zedillo y, también, presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, además de haber actuado como subsecretario de Comunicaciones y Oficial Mayor de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Lozano fue vocero de Francisco Labastida Ochoa, y en el gobierno de Zedillo ocupó la subsecretaría en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. En 1998 fue designado presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones.

Más sorpresas. Eduardo Sojo, nuevo Secretario de Economía, ocupó las direcciones Técnica y de Estadísticas en el INEGI, en el que también desempeñó diversas actividades como analista en la Dirección General de Política Económica y Social entre 1979 y 1982, años en los que, por puritita coincidencia, el titular respondía al nombre de Carlos Salinas de Gortari y el secretario del ramo era Miguel de la Madrid. Fue, a su vez, alto funcionario del Banco Mundial.

Georgina Kessel, Secretaria de Energía, fue funcionaria de la desaparecida Secretaría de Comercio y Fomento Industrial y las de Energía y de Hacienda durante los últimos gobiernos priístas. Ideóloga del Plan Puebla-Panamá, con Enrique Dávila y Santiago Levy, con quienes escribió el estudio “El sur también existe” y fue activa participante de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio” (TLC).

Luis Téllez Kuenzler, el anunciado nuevo Secretario de Comunicaciones es, quizá, el que mejor representa el lazo con el pasado y la garantía de la plena continuidad económica. Fue subsecretario de Ganadería en el sexenio de Salinas de Gortari, cuando el titular de la Secretaría era Carlos Hank González, estuvo ahí para impulsar las reformas al artículo 27 constitucional y para echar a andar toda la política agropecuaria que se habría de instrumentar al cobijo del Tratado de Libre Comercio con América del Norte; además, fue coordinador de Asesores en la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto y director general de Planeación Hacendaria en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, además de ocupar brevemente la Secretaría de Energía en el zedillato.

Pero si estos antecedentes son de llamar la atención, su último trabajo es para poner los focos en rojo subido: Viene de ser Codirector para México del fortísimo Carlyle Group, consorcio valuado en unos 14 mil millones de dólares, y del cual son propietarios un grupo de poderosos e influyentes miembros del Partido Republicano de Estados Unidos.

El Grupo Carlyle tiene enormes intereses financieros en compañías en los ramos de ingeniería civil, energía, hotelería, defensa y operaciones bursátiles. Algunas compañías de esas son ¡Oh sorpresa!, The Bin Laden Group con sede en Riyadh, Arabia Saudita (de la familia de Osama Bin Laden), y las compañías norteamericanas United Defense Industries (Virginia), Raytheon (Massachusetts) y Arbusto Energy Oil Co. (Texas), ésta última propiedad de George Bush, padre. Otra empresa muy famosa dentro de Carlyle es la famosísima Enron, protagonista de uno de los escándalos más recientes de corrupción y que está ligada a los más poderosos consorcios de las comunicaciones ¿Coincidencia?

Dos de los ejecutivos de mayor rango en The Carlyle Group son George Bush padre, y John Major ex primer ministro británico, protagonistas principales de la guerra del Golfo a principios de los 90. El Director General de Carlyle es Frank Carlucci, ex secretario de defensa durante la administración Reagan, ex Jefe de la CIA, y ex compañero de escuela de Donald H. Rumsfeld, ex secretario de defensa.

El actual presidente de Carlyle es el ex presidente de IBM, Louis V. Gerstner.

Téllez viene al gobierno calderonista a dirigir todo lo relacionado con las comunicaciones. Fue, además, secretario de Energía (1997- 2000) en el sexenio de Ernesto Zedillo; de 2002 a 2004 se desempeñó como presidente ejecutivo de Desc y a partir de esa fecha es miembro del consejo de administración. También lo ha sido de los consejos de Bancomer, Grupo México, Sempra Energy y GAP.

Por si fuera poco, y eso evidencia claramente la tónica que seguirá el gobierno calderonista, tres de los designados, Georgina Kessel, Agustín Carstens y Luis Téllez cursaron la licenciatura en Economía en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) del que son catedráticos los salinistas Pedro Aspe Armella, Guillermo Ortiz y otros renombrados ex funcionarios del área económica de los últimos gobiernos priístas.

Ninguno de los nombramientos obedece a la promesa de Felipe de que habría de integrar un gobierno de “coalición”, quienes lo acompañarán en el gobierno, procedentes del PRI, lo harán por decisión personal y porque en la campaña lo apoyaron. Si esto es válido para los integrantes del gabinete económico, en el social ni duda cabe, todos son panistas. No hay gobierno de Coalición, promesa desechada.

Beatriz Zavala, senadora por Yucatán y ex diputada federal es cercana al gobernador Patricio Patrón Laviada. Ángel Córdoba Villalobos es un ex diputado federal guanajuatense y ex presidente del Instituto Electoral. Juan Rafael Elvira Quesada, paisano de Calderón, fue presidente de Uruapan, de 1999 a 2001, mientras que Alberto Cárdenas Jiménez fue alcalde de Ciudad Guzmán y gobernador de Jalisco. Abelardo Escobar nació en Ciudad Juárez y fue diputado federal en la 58 Legislatura.

¡Ah, pero eso sí, como lo dijo Jorge Zermeño, el panista presidente de la Cámara, todos los recién designados asumirán su cargo por “el amor a México”.

Frente a esta realidad cobra importancia la postura de AMLO, quien acusó que “Una oligarquía neofascista se adueñó por entero de las instituciones políticas del país y están decididos a mantener y acrecentar sus privilegios sin escrúpulos morales de ninguna índole” y a la que no le importan “ni la tranquilidad ni la estabilidad ni el futuro de México, ni mucho menos el destino de millones de mexicanos que padecen necesidades y carencias o que sobreviven en la pobreza y en el olvido”.

La “locura” del Peje se explica si se leen bien sus frases. El lunes las soltaba ante una multitud que llenó dos veces el Zócalo: “El gobierno legítimo que hoy toma protesta comienza una transformación democrática a fondo, el propósito fundamental del gobierno legítimo, reitero, será proteger los derechos del pueblo, defender el patrimonio de todos los mexicanos y la soberanía nacional. Elaborará iniciativas de ley que promoverán los legisladores del Frente Amplio Progresista y diseñará estrategias que protejan el patrimonio nacional y los intereses de las mayorías”.

Una de esas primeras acciones fue la del anuncio de “proponerle” al próximo gobierno del DF que la leche Liconsa, cuyo precio fue aumentado abruptamente por el gobierno foxista, no suba de precio en la capital del país. Desmenuzadas cada una de las 20 medidas propuestas por AMLO, conforman una ruta crítica ante la cual el panismo tendrá que recular y que harán del accionar del “gobierno legítimo” una verdadera fuerza fiscalizadora, vigilante, que impedirá, por lo menos, el agravamiento de las medidas gubernamentales antinacionales y contrarias a los intereses de la mayoría de la población.

Entre ellas están la promoción de un plebiscito para la elaboración de un nuevo marco constitucional; la presentación de una reforma que permita la democratización de los medios de comunicación; el cambio de la política económica; la vigilancia sobre la actuación de los miembros del Poder Judicial; la fijación de límites a los salarios de los funcionarios públicos; el rechazo a la elevación de impuestos; el envío de una propuesta de presupuesto de egresos para 2007; la presentación de una ley de precios competitivos, reglamentaria del Artículo 28 de la Constitución “y acabe con los exagerados cobros de bienes y servicios en nuestro país”; la creación de la Comisión de la verdad para investigar el fraude Fobaproa y el rescate carretero; la revisión del Tratado de Libre Comercio; la democratización en los sindicatos; la decisión de impedir la privatización de la industria eléctrica o del petróleo; la promoción de la pensión universal alimenticia a todos los adultos mayores del país, apoyos a todas las personas con alguna discapacidad y becas a madres solteras.

Y el colofón no podía ser más ilustrativo para quienes se mofan de la legitimidad de su gobierno. Diría AMLO: “Un gobierno divorciado de la sociedad, no es más que una fachada, un cascarón, un aparato burocrático, por eso propongo que el gobierno legítimo sea el pueblo organizado. La solemne protesta que acaba de ligar nuestro destino al de nuestro pueblo implica defender una patria para todos, por encima de cualquier interés personal o de grupo. En esta tarea histórica empeño mi honor y mi conciencia y sé que cada uno de ustedes hará lo mismo, frente a la mafia que nos robó la elección presidencial y hace negocios privados a la sombra del poder público, frente a los intereses de ellos proclamamos con orgullo que nuestra autoridad moral deriva de nuestros principios y de la ética política que profesamos”. ¡Nada!

PD. Diría un muy querido amigo que ahora nos quieren vender la idea que dos chihuahuenses llegaron al gobierno, porque nos pasamos los días “tronándonos” los dedos a ver si algunos de nuestros paisanos llegaba a la gloria del gabinete, y resulta que sí, pero se me –nos-- hace que chihuahuenses, así lo que se dice chihuahuenses no son, hace mucho que dejaron el terruño y sus amigos y compañeros de viaje se encuentran muy lejos del “Estado Grande”.

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