sábado, noviembre 18, 2006

La profecía
Felipe Díaz Garza
Grupo Reforma


El presidente Fox no acabó de entender nunca que no tiene ninguna capacidad de predecir el futuro. La única prospección acertada que produjo en su carrera pública fue involuntaria, cuando de diputado se puso unas orejas de burro para reprobar al Presidente de entonces, que ni siquiera me acuerdo si era Salinas o Zedillo, pues, como suele suceder, la mascarada se volvió contra el enmascarado o, en este caso, enorejado. Sí, las orejas de burro y el rincón del salón de clase para el presidente priista fueron la lápida de Fox, que predijo sin intención su propio destino tragicómico y el espíritu depresivo de la culminación de su mandato.

Ya candidato a Presidente y luego Presidente hizo muchas predicciones voluntarias, todas fallidas, que su condición convirtió en compromisos incumplidos. El crecimiento económico de 7.5 por ciento y la terminación de la guerra de Chiapas en 15 minutos son los vaticinios equivocados más recordados por lo que implican de desprecio a la inteligencia de los mexicanos y por la difusión intensa que de ellos hicieron, como aciertos y para ganar votos, los imagineros de Fox. Pero no son los únicos.

Los indicadores reales de desempleo, pobreza, mala educación e insalubridad continúan siendo desfavorables a las ofertas oficiales. No se diga los de la instauración de la paz y el fin de la guerra que, de Chiapas, se ha pasado a Oaxaca y a la ciudad de México en forma evidente y explosiva, y a muchas otras entidades en forma de amenaza o de criminalidad organizada.

La mañana del día de su inauguración presidencial hace seis años, Fox desayunó con niños de la calle en el Callejón de la Libertad en Garibaldi, donde vivían. Buscaba dejar claro lo que, según él, sería el sello de su gobierno: el encuentro con los pobres. Allí, en medio de una colación de tamales y de mucho atole con el dedo, el Presidente (lo era desde el primer minuto de ese día aunque no hubiera protestado todavía), les prometió a los chavos trabajo en su rancho de Guanajuato y una casa para que dejaran la calle.

Todo un sexenio después no se ha cumplido la predicción de bienestar que Fox les hizo a sus hijos de la calle. Y no sólo eso, sino que el "Puerquito" y la "Dálmata" se murieron, el "Jarocho" está desaparecido desde hace tres años y nadie sabe dónde está y el "Media Vida", Jovanni y Landy y los demás que quedan de los 60 hijos de la calle del Presidente se mudaron del callejón, sí, pero no al rancho de los Fox sino al parque Francisco Zarco, afuera del metro Hidalgo. Allí una fuente es su baño y unos plásticos colgados de la pared, su casa, que comparten con unos perros, de acuerdo con una nota publicada ayer en los periódicos del Grupo Reforma.

Tirado en la estación del metro Hidalgo con una botella llena de thinner, el "Media Vida", que apenas puede hablar y anda escondiéndose de un tipo al que le robó una cobija, es la prueba "viviente" que reprueba a Fox y que respalda las orejas de burro que el hoy mandatario por unos días se anticipó a ponerse hace un buen número de años, cuando era diputado, y hace un mayor número de fracasos, de pésimas predicciones y de compromisos incumplidos, cuando se volvió Presidente.

Ayer el alter ego de Fox, el inefable vocero Aguilar lamentó hipócritamente, a nombre de la Presidencia, el destino trágico que tuvieron los niños de la calle con quienes desayunó el Presidente el primer día de su gestión. Pero aclaró que la situación de esos niños es responsabilidad de toda la sociedad. Tiene razón el vocero Rubén al repartir la culpa de lo que no se hizo, como no tuvo razón el voceado Vicente al comprometerse a hacer él solo la tarea y pedirnos, con eso en mente, que votáramos por él y que le entregáramos la responsabilidad que su otro yo nos regresó incumplida el día de ayer. Él nos quitó la responsabilidad y la asumió para incumplirla irresponsablemente.

Por eso merece Fox las orejas de burro que él mismo confeccionó en anterior vez y para anterior Presidente, que no aprendió, según él e igual que él. Y ahora nos sale el vocero del falible voceado con la predicción de que el alza de la leche Liconsa y de la gasolina Premium y el diesel que el experto económico empírico guanajuatense decretó no tendrán un efecto negativo en la inflación o en el poder adquisitivo de los más pobres.

Prácticamente todos los bienes de consumo de este país se transportan a punta de diesel. ¿Cómo evitar que el aumento del diesel impacte el poder adquisitivo de los más pobres? Los más ricos son más ricos porque no les gusta pagar y eluden hacerlo cuando pueden o le cargan a lo que fabrican y venden lo que tienen que pagar. Ellos pagarán más cara la gasolina y se las cobrarán a sus clientes cautivos. ¿Cómo evitar que el aumento de la gasolina Premium impacte el poder adquisitivo de los más pobres? Eso sólo lo puede responder el Esopo oligofrénico que al voceado le corresponde de vocero.

La única predicción que no fallará es que la predicción de Fox fallará otra vez y que es muy posible que tengamos un final de sexenio al estilo antiguo, con aumentos de precios en cascada, con pobres más pobres, con ricos más ricos y con gobernantes más desvergonzados y culpables que nunca. Eso es lo que anuncia el crónicamente fallido optimismo de Fox. Ni modo. Él solo se puso las orejas de burro la primera vez, en honor de su contrario. Él solo estableció la falibilidad presidencial, lo que le regresó las orejas del jumento en su honor, en su fallido honor.

Correo electrónico: diazgarza@gmail.com

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